Llegamos a Rio por la mañana, tras nuestra rápida salida de Boqueirao. Hicimos una entrada triunfal en la BAHIA DE GUARANABÁ, con el enorme genaker amarillo hinchado al viento. Pasamos junto al PAO de AÇUCAR y entramos por la bahía sorteando pesqueros, ferries y cargueros. Un auténtico disfrute. Dejamos ls ciudad de Rio por babor y nos dirijimos a Niteroi. Creo que todos los turistas que aquel dia subieron al Pao de Açucar tienen fotos nuestras!
En la marina CHARITAS nos recibió SUSY, del velero SAMBA, para darnos la bienvenida. Susy es una institución aquí, una especie de “hada marina” (esto va con un recuerdo para Álvaro) que ayuda y acoge a todos los “velejadores” (preciosa palabra brasileña que indica cualquier navegante a vela) que llegan a Cháritas.
En Rio hicimos de turistas típicos. Visitamos el Pao de Açúcar en teleférico. Un clave, pero la verdad es que las vistas son preciosas. Hace mucho calor, y no estamos acostumbrados a tener a tantos guiris alrededor… A la vuelta a Cháritas tomamos unas pizzas con todos los velejadores de la marina. No paré de hablar, en un chapurrero portuñol, con todos ellos.
Al día siguiente fuimos al Jardín Botánico, todo un alucine de vegetación. Antes habíamos pasado por el Parque Laje y era tan impresionante, que creíamos que habíamos entrado en el Botánico!!
Susy nos llevó a “las antenas” de Niteroi, un parque en lo alto de una montraña, desde el que se ven unas preciosas vistas de Rio de Janeiro.
Nos lleva luego en su coche a la otra punta de la ciudad a ver a SERGIO, que va a intentar rellenarnos la bombona de butano. Hacemos buenas migas con él, y nos lleva a ver las plantas de la casa de su padre. Éste trabaja el metal y la madera, asi es que al final nos volvemos con la bombona vacìa, pero con dos martillos y un cuchillo de fabricación casera.
Vamos luego al Mercado de San Pedro, a comprar pescao. Buen gènero, todo superfresco y nos llevamos un buen rancho de mero, calamares y gambas. Las gambas nos las tomamos de aperitivo al dia siguiente, a la plancha.
Por la noche preparamos un buen encebollado de gambas y calamares en su tinta, e invitamos a Susy y Renato a cenar.
Hemos conocido a SHIRLEY, del SPEEDWELL OF HONG KONG, una navegante solitaria, que lleva un barco de 24 pies con vela de junco. Me hubiera gustado hablar más con ella, me pareció una persona muy interesante.
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